martes, julio 04, 2006

Esto es lo que dice el Houston Chronicle del dia 25 de junio del 2006.

STUTTGART, Alemania — Siempre hay una sensación de orgullo o gloria en la línea donde se juega la Copa del Mundo.

Cada cuatro años, las multitudes se reúnen en plazas, estaciones de tren, en las esquinas de las calles y en las salas de las casas. Y un partido decide si el día será bueno o malo.

Surge entonces un equipo como Ecuador, para el cual un partido es mucho más que un partido. Es agua potable y electricidad para el pueblo empobrecido de Valle del Chota, una aldea remota de los Andes de sólo 2,000 habitantes que, de manera sorprendente, produjo seis jugadores para la selección de Ecuador en esta Copa del Mundo.

Más sorprendente aún es la rara generosidad y don humano de jugadores como Édison Méndez, Agustín Delgado y Ulises de la Cruz, todos del equipo de Ecuador. Su país a veces pareciera estar en constante torbellino, con una abundancia de políticos corruptos en su historia. Incluso la federación de fútbol de Ecuador llegó a Alemania en estado caótico, con varios miembros del personal de apoyo arrestados o bajo sospecha de estar involucrados en maniobras para obtener visas estadounidenses ilegales para ecuatorianos.

Sería fácil y casi comprensible que las estrellas del fútbol ecuatoriano permanecieran al margen de los problemas, una vez que lograran encontrar una salida y disfrutan del comfort del aislamiento y de un estilo de vida cómodo. Pero para estos ecuatorianos que no han olvidado, el partido significa techo para sus hijos. Un médico que no esté a 40 millas de distancia y escuelas que funcionen más de un día a la semana.

Equipo de impacto
El impacto que los héroes ecuatorianos del fútbol ha tenido sobre su país durante los últimos cuatro años (cuando participaron por primera vez en una Copa del Mundo) y esta su primera participación en los octavos de final, en un partido que le dio la victoria a Inglaterra (1-0) el domingo, puede ser el más profundo en la historia del mundial.

Y es por eso por lo que el mundo debió aplaudir un poco más fuerte cuando los ecuatorianos se despidieron para abandonar el escenario de la Copa del Mundo, creando así una de las historias de éxito más notables y brillantes en este torneo.

En el 2002, después de haber participado por primera vez en un mundial, muchos jugadores obtuvieron contratos profesionales lucrativos. Hoy, los ecuatorianos volvieron a la Copa y ganaron dos partidos en su grupo, incluyendo uno extraordinario contra Polonia.

Que su impresionante participación en este mundial terminara confrontada por el brillo, el glamour y el poderío de Inglaterra sólo sirvió para mostrar dos rostros de la presión. Y los dos extremos que este deporte conoce.

Por un lado está la presión que Inglaterra enfrenta con la afición y los medios que gritan y cuestionan cada movimiento. Está la presión de los paparazzi que persiguen a los jugadores y a sus esposas; la presión de cumplir con las expectativas. Está la presión de qué ponerse para asistir a la elegante fiesta de beneficencia en casa de los Beckham.

En el otro extremo está la presión de jugar por dinero, porque dinero es lo que necesita tu pueblo. Al avanzar a los octavos de final de la Copa del Mundo, cada jugador recibió casi 15,000 dólares. Y esa cifra aumenta con cada ronda: cada uno de los jugadores británicos ganó 29,000 dólares por la victoria del domingo.

Pero en realidad, ¿qué significan 29,000 dólares para otros héroes como los jugadores ingleses? ¿Un nuevo reloj? ¿Más propinas en la discoteca? ¿Más cuentas de 4,000 dólares en un bar en compañía de sus esposas o novias?

La mayoría de los miembros de la selección nacional de Ecuador enviará el dinero a casa, sin olvidar jamás el sabor de la pobreza, la sensación de los pies desnudos y el estómago vacío. El mediocampista Méndez prometió dedicar sus ganancias a continuar con la reconstrucción de Valle del Chota.

"Siempre sufrí hambre cuando era niño", dijo Méndez. "Fue tan natural como tener la piel negra y jugar al fútbol".

Desde hace cuatro años, en Corea del Sur y Japón, cuando el fútbol les permitió una vida más holgada, Méndez y el defensa De la Cruz han encabezado un movimiento entre el pequeño contingente de jugadores ecuatorianos para construir instalaciones básicas en Valle del Chota.

Enclavado en una de las regiones más pobres de América del Sur, Valle del Chota es un lugar exuberante en los Andes, colonizado por los jesuitas en el siglo XVII. Los jesuitas trajeron esclavos africanos que habían escapado para trabajar en los cañaverales y las minas de sal. Los jesuitas trajeron esclavos africanos que habían escapado para trabajar en los cañaverales y las minas de sal.

Cuna de fútbol
Siglos más tarde, la principal exportación de Valle del Chota es el fútbol. Seis jugadores en la alineación ecuatoriana son originarios de la región de Chota. Todos recuerdan que crecieron jugando fútbol, descalzos, en campos desnudos salvo por las piedras.

Méndez ha ayudado a fundar una clínica, una escuela e instalaciones para el fútbol en algunos de esos campos. Dice que, durante su infancia, asistía a la escuela sólo un día a la semana porque el pueblo no tenía para traer al maestro de Quito con mayor frecuencia.

De la Cruz recuerda haber viajado 40 minutos al pueblo más cercano para recibir atención médica. El jugador creó una fundación para construir servicios médicos, que incluyan a un doctor, un dentista y una enfermera.

Desde que alcanzó fama como jugador en el club Aston Villa que participa en la Liga Premier inglesa, De la Cruz también ha contribuido para una planta de tratamiento de agua y ayudó a construir la escuela primaria que alberga a más de 200 estudiantes. Ha sido honrado por el órgano supremo del fútbol internacional, la FIFA, como embajador oficial FIFA por Aldeas Infantiles SOS.

A su vez, el defensa Iván Hurtado creó una fundación para alrededor de 150 niños sin hogar en el valle.

"Estas vidas necesitan felicidad", dijo Hurtado. "Uno debe intentar brindarle felicidad a la gente".

Ganar dos partidos en su grupo y avanzar a octavos, para perder tras un batalla campal frente a Inglaterra, enorgulleció a Ecuador.

Para un puñado de jugadores que nacieron en los Andes, un partido\n siempre es más que un simple partido."

"Me encanta ver la sonrisa de los niños", dice Méndez.

A veces anotar goles y ganar partidos es lo que provoca la sonrisa de los niños. Y algunos nunca olvidan que en otros momentos, tener agua, electricidad, médicos y maestros es la causa de una sonrisa.

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